viernes, 28 de diciembre de 2007

SENDAS Y ENCUENTROS DE UN GURÚ No 4

Inicio en Yamines y mi primer experiencia en un Ashram

A los pocos días del torbellino de experiencias que me seguían dando vueltas en torno a mi encuentro con mi Padre Espiritual, el Maestro Estrada, recibí una carta formal de invitación para ingresar a la Escuela de Yamines para ese 22 de Septiembre, en 1974. La carta personalizada resaltaba que solo dos veces al año, en los equinoccios, se abrían las Escuelas de Iniciación para los Neófitos y para ser elegidos en tan alta distinción, necesitábamos 6 meses, ni un día menos, de las disciplinas de vegetarianismo, no drogas, no licor, no café y de baño de agua natural y para hacerla mas interesante, mencionaba que el contenido de la misiva era secreto, por lo que no podía comentarla con nadie.
La carta representó mucho en ese momento, por fin pisaría el primer peldaño del Sendero Iniciático, el que había decidido seguir de acuerdo a las enseñanzas de mi Maestro. Ese día que recibí la carta, la leí como 10 veces y cada vez sentía una Luz y Felicidad que se me irradiaba por todos los poros.
Llegó el domingo 22 de Septiembre, el tan esperado equinoccio de otoño, el día indicado por los movimientos de los astros en que se abrirían las puertas de las Escuelas de los Misterios de la Iniciación solo para los elegidos, ahora podría portar un botón, sería ya un Iniciado, sería un Yamín.
La cita era a las 7:00 AM, pero la mayoría de los más de 30 convocados llegamos desde antes de las 6:30 AM a la Casa Sede. Entre los presentes se apreciaban un cúmulo de emociones y nervios que no aguantábamos, todos nos movíamos, nos mirábamos o hacíamos comentarios sobre el como habíamos vivido la paso del Maestro Estrada y lo que representaba entrar a una Escuela de Iniciación.
Con esa expectación reinante, de repente apareció un señor barbón desconocido de todos, quien portaba una cruz con cordón blanco y azul, era medio jorobado y como cojito, tenía una camisa cruzada en el pecho y con cara de malos amigos y moviendo varias veces el cuello se presentó frente a todos diciendo “Soy el Muy Respetable Getuls Carlos Moisés Michán y vengo a que se cumpla estrictamente con la Sagrada Tradición Iniciática, uno por uno los haré pasar para hacerles algunas preguntas”, recuerdo que nos quedamos helados, eso quería decir que no teníamos asegurado nuestro ingreso. Uno a uno fuimos pasando, algunos salieron desconsolados, otros llorando porque les faltaron solo días en alguna de las disciplinas o porque no se acordaban el día en que las empezaron. Los rechazados tendrían que esperar 6 meses, de acuerdo a las reglas de la Iniciación.
Nos fueron llamando a los ya aprobados uno a uno, subimos en silencio por la escalera para entrar a la tan esperada Escuela de Yamines, que por cierto era la recamara donde se había hospedado el Maestro Estrada junto con su esposa e hijo. Todos íbamos callados, nos mirábamos unos a otros percibiendo que la Iniciación era muy dura y sin tolerancias, que no perdonaba nada, y que era así porque resguardaba así misterios muy elevados de la alta espiritualidad. Solo 19 de los más de 30 que habíamos sido convocados pasábamos la primera prueba de Iniciación, ¡uffffff!.
Mi primera Escuela de Alta Iniciación, como la veía en esos momentos, estuvo repleta de estudios, tareas y vivencias llenas de misticismo, esoterismo, humanismo, yoga, etc… complementada por un grupo donde cultivamos una bella amistad entre todos y un muy motivante idealismo.
La Escuela de Yamines había empezado estricta y así continuó en cuanto a las responsabilidades y cumplimientos, siempre nos hicieron sentir la parte formativa, si llegábamos después de los 10 minutos de tolerancia no se nos abría la puerta y nos perdíamos la sesión, si no llevábamos la tarea asignada teníamos que salir y hacerla para reingresar, si no avisábamos de alguna inasistencia se nos dejaba fuera los 10 minutos de tolerancia, necesitábamos 3 prácticas de Yoga en el Instituto, etc. ……
En ese diciembre se nos informó que el Maestro Estrada estaría en la Navidad en el Ashram de Cuautla. Dentro de mi me dije “Si no fuiste al Kumba Mela, ahora debes conocer el primer Ashram de la Nueva Era , donde está construida la primera Cámara Secreta y que el Maestro Estrada nos decía que era el lugar donde se revelaban los misterios de la vida, aquellos que no se podían decir en público y que se esbozaban en su clásico “Esa enseñanza solo se da en Cámara Secreta”.
Pregunté en la GFU como llegar y me dijeron que era fácil, entonces solo necesitaba pedir el permiso en casa. No fue fácil porque sería mi primer Navidad alejado de la familia, pero tenía determinación y no se como, pero conseguí el dinero y el permiso.
Abordé solo el autobús directo a México DF, viajando toda la noche como 16 horas. Transbordé por metro hasta la Terminal sur del DF con facilidad, ya que me movía bien por la gran capital debido a que desde niño hice viajes casi todos los veranos a ver a mis parientes en el DF. Ahí abordé el autobús a Cuautla lleno de ilusiones y expectativas, aunque bien desvelado y sin bañarme. Todo el camino fue de especulaciones Iniciáticas que ya podía hacer con toda la información que tenia a esas fechas. Llegué a Cuautla el 21 de diciembre como a media mañana y hacía ya un buen calorcito, a diferencia de todo el trayecto que fue frío desde Monterrey. Pedí un taxi para que me transportara al Ingenio Santa Inés, a la “Casa de los Yogas”, como los taxis le llamaban al Ashram.
Llegué por fin al Ashram, cruce un puentecito sobre un arroyuelo y entre por una puerta de barrotes de tubos que tenía la Cruz del Aquarius, delante estaba el porche de la Casa donde una Gegnián anotaba en un libro a todos los que llegábamos y cobraba la cuota de los días que estaríamos hospedados. De repente, llegó un Getuls (ya había aprendido a distinguirlos) con el último botón de su camisa abrochado y barba recortada diciendo “ Bienvenido, soy el Anciano, me llamo Silvano Varela y la Madre del Ashram es mi esposa y se llama Ruth, de donde viene” a lo que contesté “Vengo de Monterrey y soy Yamín” a lo que replico con una sonrisa y actitud paternal “ ¡UY! que bueno, los de Monterrey son los más trabajadores y si es Yamín más, le voy a indicar donde se va a dormir para que deje sus cosas y ahí mismo le diré cual Karma Yoga le toca, porque a la 1 vamos a hacer Yoga en el Santuario que es ese que ve ahí, se puede bañar en el río, es un agua llena de buenas vibraciones porque viene de los deshielos del Popocatepetl”. Lo acompañe cruzando por un puente que cruzaba el río, todo se veía hermoso y luminoso, lleno de ruido de urracas que rompían los instantes con su algarabía. Dejé mis cosas y entonces el anciano me indicó que lo siguiera de nuevo pasando a un lado de la famosa Cámara Secreta y del Santuario hasta llegar a los baños. Entonces me dijo “Hoy le toca limpiar los waters (WC) y las regaderas de los hombres, aquí tiene lo que necesita, puede empezar y si no termina antes de la 1:00 PM, le sigue después”.
Inicié con optimismo la limpieza y ¡Oh! mi sorpresa, en las puertas de los sanitarios había algunos letreros que decían, “Recuerda tu palabra de pase”. ¡WAW!, estaba en un lugar lleno de misterios, ahora entendía porque se decía que entre los Iniciados se comunicaban por claves.
A la 1:00 PM ya estaba bañado con los mencionados deshielos del Popocatepetl del río, (ahora sabía bien porque, brrrrr,) y dentro del santuario que se bañaba de luz y calor. Un Gegnián nos dirigió a varios las secuencias de asanas de 1º, 2º y 3er grupo. Todos nos ateníamos a nuestra secuencia.
A la hora de comer éramos ya como 30 personas en el Ashram, el ambiente era inmejorable, dentro de un entorno de un comedor de tablones y bancas que nos hacían más cercano el encuentro humano y con el canto del río que pasaba veloz a nuestro lado.
Después de la comida terminé el aseo de los baños y me fui a tomar algo de sol junto a un grupo de jóvenes. Algunos tenían el pelo largo y otros no, pero se veían todos buena onda. Uno con dientes grandes me saludó primero, es el que traía la guitarra y nos ponía a todos a cantar canciones de Serrat, como aquella de “Tu nombre me sabe a hierva” “Cantares” … y una que otra de rock. Sus amigos le decían “Pancho” y hasta la fecha le dicen igual. Recuerdo a otro joven callado y serio que no cantaba pero miraba a todos lados y que cuando le pregunté como te llamas, me respondió directo y enfático “Me llamo Adrián Marcelli y soy el hijo del Gagpa José Marcelli”. Hubo cambio de guitarra y la tomó uno de frente ancha y aceleró el ritmo con canciones como la de “Maria Isabel”, su nombre Juan Carlos”. Recuerdo también a los Mancillas, a los Díaz, a Lalo, y otros más.
Llegó la hora de la meditación a las 7:00 PM, esperábamos como 40 en el santuario, entonces llegó un personaje con cruz de Getuls como sacado de un cuento de Yoghis, con cabello hasta la cintura, delgado, atlético, enfundado en una trusa transparente que no dejaba nada a la imaginación. Con solemnidad y seguridad dijo: “Me llamo Carlos, Carlos Peñafiel, soy Getuls y hoy haremos meditación, yo la dirigiré, al terminar haremos una Concentración Tibetana, en el Ashram no se dan instrucciones porque eso se aprende en los Institutos, pero si tienen alguna duda la podemos aclarar al terminar. Voy a calentar y empezamos”. En mi adentros dije este se viste casi igual al Dr. de la Ferriere con su taparabos y parece saber mucho de Yoga… meditemos, la Concentración Tibetana me asombro por sus energías y alcances de vivencia de contacto con lo Superior…. Estaba definitivamente en un lugar muy especial y en donde estaba teniendo experiencias muy significativas, me daba cuenta que el mundo era mas amplio de lo que hubiera pensado y estaba en uno lleno de verdaderas sorpresas.”

Gurú Javier Eugenio Ferrara
20 de Diciembre del 2007

http://gurujavierferrara.blogspot.com/

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